sábado, 9 de febrero de 2008

Cuatro conceptos

En mi búsqueda para realizar un ensayo sobre la Enseñanza encontré cuatro conceptos que considero necesario exponer. Por qué, sencillamente por el hecho de observarlos en mi práctica profesional. Determinismo, Condicionamiento; Desesperanza aprendida y Profecía autocumplida, más conocida como Efecto Pigmalión. Lamentablemente, los educadores, en su quehacer profesional, consciente o inconscientemente se convierten en partidarios de estas ideas perjudicando en gran manera las vidas de sus discentes.
Determinismo
J, Gimeno Sacristán, define determinismo “como una creencia que, referida al desarrollo de los seres humanos, implica considerar que lo que cada uno es o puede ser está dado o se producirá de una determinada manera, y que poco podemos hacer por evitar o reconducir el curso de los hechos”
[1] Se desprende que aquellos que mantienen esta actitud esperan a que el destino se manifieste. Sacristán, nos señala que no tiene sentido que un determinista haga de educador, es más, dice que es frecuente que el determinismo vaya acompañado de un autoritarismo impositivo que pretende moldear al otro de acuerdo a sus propios supuestos. “En esta categoría se enmarcan las pedagogías que han convertido la directividad en autoritarismo y al sujeto en una especie de súbdito… Puesto que nada va a cambiar para él, mantengámosle controlado, éste sería su lema”[2]


Desesperanza Aprendida
“Es una de las consecuencias psicológicas de la pobreza sobre la cual existe mayor consenso. Se caracteriza por la creencia de que los eventos son inevitables, no haber esperanzas de cambio y considerar que no se puede hacer nada para escapar del destino, este rasgo motivacional se verá determinado con mayor intensidad mientras las experiencias de indefensión sean más intensas y tempranas”
[3] Este es un perfecto caso determinismo, el que está muy presente en la mentalidad del profesorado, lo que condiciona el proceso de enseñanza, y por ende, el aprendizaje.

Conforme a un estudio etnográfico realizado en Chile a dos escuelas urbano-populares
[4], en torno al fracaso escolar, se identificó como uno de los factores que incidían en la deserción escolar y repitencia, la condición socio-económica. Si bien, reconocemos que si los niños no están bien alimentados, este suceso interferirá en su concentración en clases, Bernabé Tierno Jiménez, pedagogo español, afirma que “constantemente comprobamos los educadores que no es el nivel socioeconómico y cultural en cuanto tal lo que mayormente condiciona el éxito o el fracaso en alumnos dotados de normal capacidad intelectual, sino el hecho de que los padres tomen o no parte activa en la educación de sus hijos”[5]

Condicionamiento
Tierno Jiménez, hace notar “que las conductas condicionadas, tiene un carácter automático que se revela muy útil allí donde precisamente se requiera un automatismo. En algunos casos, se revela en ambientes más generales: un ambiente en que el sujeto se haya encontrado a gusto puede condicionar su humor o incluso su funcionamiento biológico. El mismo Watson entendía que con el condicionamiento de su conducta podía hacer de un niño, o uno santo o un pistolero, lo que pedagógicamente sería inmoral”
[6] El ser humano es más que un organismo biológico que sólo responde a estímulos físicos culturales y sociales, es más que eso es un ser creativo, activo de sus percepciones y de sus decisiones, según el mismo Tierno Jiménez.
Profecía autocumplida
Cuenta la mitología que Pigmalión era un príncipe de Chipre que, en busca de la mujer perfecta con quien casarse, comenzó a esculpirla en un trozo de piedra. Día a día fue dándole forma a esa roca de manera tal de ir moldeándola según la imagen que el príncipe tenía de lo que una mujer perfecta debía ser.
Logró finalmente una figura cuya belleza superaba aún a su propia imaginación. Dio a ésta el nombre de Galatea: era una escultura bellísima de la cual fue enamorándose. Al ver esto la diosa Venus dio vida a la estatua haciendo ciertos los deseos de Pigmalión.
Esta figura mitológica ha dado lugar a un concepto fundamental en psicología que fue observado por Robert Merton y que hace referencia a la idea de lo que un juicio puede lograr en la realización de un acontecimiento, dando lugar en muchos casos a la llamada profecía autocumplida. Es decir, se llama efecto Pigmalion al hecho de que los juicios que tenemos sobre las personas, cosas, situaciones e incluso sobre nosotros mismos tiendan a convertirse en realidad (en afirmaciones)
[7]
Esta es una actitud bastante recurrente en el trato de los docentes hacia sus alumnos(as). En nuestras prácticas profesionales hemos presenciado escenas en que el profesor tiene rotulado a sus alumnos como tontos, torpes, etc. Esta actitud se denomina como “rotulación”. “El profesor emite juicios sobre ciertos alumnos y los traduce en apelativos que son repetidos por él y por los demás niños, hasta lograr la autoidentifcación del alumno-problema con el rótulo que se le impuso. El alumno-problema continúa comportándose conforme al rótulo, llegando a aceptar lo que él implica”
[8]

Los docentes deberían considerar, en opinión de Tierno Jiménez, “que cuando se habla del muchacho que fracasa escolarmente, hay que tener en cuenta que no se trata de alumnos torpes, sino de muchachos inteligentes que no rinden, y por consiguiente, aparecen como malos estudiantes. Sus malos resultados comprometen sus estudios y su porvenir”
[9]

Creer en una enseñanza para la esperanza, es una puerta que se nos abre para que hoy podamos sembrar en nuestros alumnos una mentalidad de convicciones, de firmeza, donde él es el único que puede cambiar su vida. Volar alto, vivir una vida de éxito, lograr la prosperidad en lo que haga, ser un auténtico triunfador, no es una tarea fácil, lo que no significa que sea imposible.


Mi obligación es hacer lo que es debido; el resto queda en manos de Dios.Martin Luther King


[1] Gimeno Sacristán, José; El alumno como invención; 2003; pág. 46,47[2] Gimeno Sacristán, José; El alumno como invención; 2003; pág. 46[3] Psicología y pobreza: ¿hay algo psicológico en la pobreza o es la pobreza algo psicológico? http://www.ipside.org/documentos/001psipob.doc
[4] López, Gabriela; Assael, Jenny; Neumann, Elisa; La cultura escolar ¿responsable del fracaso?; 1992; pág.12[5] Tierno Jiménez, Bernabé, Del fracaso al éxito escolar; 1997; pág. 28[6] Tierno Jiménez, Bernabé, Del fracaso al éxito escolar; 1997; pág. 212-213[7] Farias Mariana, El efecto Pigmalión y su formulación a través de la escalera de inferencias; http://www.unlu.edu.ar/~integra/Publicaciones/pigmalion.htm; 2005[8] López, Gabriela; Assael, Jenny; Neumann, Elisa; La cultura escolar ¿responsable del fracaso?; 1992; pág.362[9] Tierno Jiménez, Bernabé, Del fracaso al éxito escolar; 1997; pág. 31